La sensibilidad con los años puede ir perdiéndose.
Quizá a los cuarenta o cincuenta años de edad la vista se vea perjudicada y
tengamos que usar lentes para corregir la visión, el oído también va perdiendo
agudeza y los sonidos se van volviendo secos y profundos, se va creando una
barrera entre nosotros y el mundo externo que nos convierte en agentes
indiferentes ante los estímulos. Pero también, aunque no nos guste reconocerlo,
vamos perdiendo sensibilidad ante los acontecimientos y eventos de la vida.
Nos hemos vuelto indiferentes ante situaciones que
“no nos competen”, por ejemplo cuando leemos un titular que dice “SECUESTRO DE
200 NIÑAS ALERTA SEGURIDAD NIGERIANA” o “PARA EL 2025 EL 50% DE TERRITORIO
ARGENTINO NO CONTARÁ CON CAPA DE OZONO” y uno más “CARABINERO FUE ASESINADO POR
CONSTANTES ABUSOS Y VIOLACIÓN A JOVEN”. Estos ejemplos nos ilustran que algo
está pasando en el mundo, de hecho tiene que haber cambios, el mundo no es un
planeta muerto, es un mundo vivo, dinámico con seres que luchan día a día por
su subsistencia, desde una simple bacteria, pasando por una innumerable cadena
de seres hasta llegar al hombre, hombre que ha hecho de este mundo su hogar.
Quizá sea el momento de citar a un filósofo del
siglo XX, Titus Burckhardt que nos
ilustra diciendo: “El concepto de arte
sometido a las reglas objetivas e impersonales es blanco de los prejuicios (…)
del mundo moderno; se teme que sofoquen el genio creador (…), el individualismo
moderno ha producido, con excepción de algunas obras geniales pero
espiritualmente estériles, la fealdad indefinida y desesperante de las formas
que pueblan hoy nuestra vida cotidiana” con las cosas que pasan alrededor: somos
indiferentes.
Palabras muy extrañas por cierto, pero que
encierran un gran secreto que solo al desmarañar su contenido nos daremos
cuenta de la gravedad e importancia que tienen.
Es así como el
arte es más que un talento, es un proceso de sensibilización ante la vida. Por
eso, lo recomendable es sensibilizar a los niños ante el mundo. Al hacerlos más
sensibles, los niños se vuelven mejores seres humanos. Eso permite que el
niño se conozca tanto que puede llegar a decir y reconocer qué es lo que más le
gusta con fundamento.
El arte es una
buena estrategia para la educación en todas las áreas. En la primera infancia
potencia el pensamiento creativo, reflexivo y crítico. Es una herramienta de
aprendizaje que estimula a crear e innovar.
Las actividades
artísticas hacen que el niño mantenga su atención y, a la vez, tenga la capacidad
de mantener esfuerzos sostenidos en el tiempo. Además de estimular sus
capacidades intelectuales, el arte es una forma de mejorar la comunicación
entre padres e hijos. Por ello la estimulación a través de la pintura, los
dibujos, los juegos con plastilina o, incluso, el baile, permite a los
padres conocer mejor las inquietudes de sus hijos.
Los juegos de
interacción entre padres e hijos brindan confianza y diversión, a través de
esas expresiones, los hijos emiten “señales” que fácilmente se podrán interpretar.
1.
CONOCERSE
A SI MISMO
Usamos
nuestros cinco sentidos para conocer el mundo externo, interactuamos y
exploramos, esto nos permite ganar experiencia y así afrontar las situaciones
con mayor conocimiento. De hecho el razonamiento ha sido objeto de estudio y para
no “caer” en errores la educación tradicional ha procurado desarrollar nuestras
capacidades intelectuales al máximo. ¿Pero todo esto nos ayuda a conocernos?,
¿Sirve de algo conocernos?
Las personas
nacen, crecen, forman familia, envejecen y mueren, repitiendo los mismos
acontecimientos mecánicos de sus padres, abuelos y demás ancestros. ¿Pero hay
alguna razón especial para ser diferente?
Muchas veces
al conocer la realidad de nuestro entorno queremos cambiarla, sabemos que
muchas cosas funcional mal o podrían mejorar, queremos un mundo mejor, en la
juventud tenemos las fuerzas para cambiar el mundo, pero de repente algo pasa,
el mundo nos “absorbe” y pasamos a ser una ficha más de esta máquina social,
una pieza de reemplazo.
¿Cómo un
medico pretende curar de cáncer, si el mismo para fumando? ¿Cómo pedir respeto
a un estudiante si uno mismo ha desobedecido a su padre? ¿Cómo una
nutricionista prescribe si tiene sobrepeso? ¿Cómo queremos que el mundo cambie
y mejore si uno mismo no cambia?
Tenemos que
partir de la idea que primero tenemos que cambiar, es decir, reconocer que
dentro de nosotros hay elementos psicológicos que deben desaparecer, hábitos
acumulados desde que nacemos que se personifican tratando de apoderarse de
nuestra individualidad.
2.
FORMARSE
PARA FORMAR
Cambiando
nuestra apreciación del mundo que nos rodea, cambiando nuestra filosofía,
nuestro carácter, o quizá se debiera decir modificando nuestra estructura
psicológica de cómo es que reaccionamos ante los sucesos de la vida, aceptando
conscientemente nuestro papel transformador en la sociedad se podrá actuar con
conocimiento de causa, con autoridad plena para intervenir y modificar lo que
haya que cambiar.
Pongamos algunos
ejemplos.
Cómo
reaccionamos comúnmente las personas frente a:
Resulta muy
fácil en verdad, si alguien se lo propone, jugar con las reacciones humanas,
puede hacérseles pasar de la tristeza a la alegría y viceversa, con sólo
decirles unas cuantas palabras. Llevar el control de nosotros mismos ya es otra
cosa, es independizarse alcanzando nuestra propia identidad consciente, dejando
de ser una “máquina humana” que cada quien controla a su gusto. ¿Cómo un doctor
podrá decirnos “No fumes” si él mismo fuma? ¿Cómo formar un niño si nosotros no
hacemos nada por formarnos?
3.
EL
GIMNASIO PSICOLÓGICO
La palabra gimnasio
deriva de la palabra griega gymnos,
que significa “desnudez” y se usaba para denominar el lugar donde se educaba a
los muchachos, por lo general desnudos y en un campo abierto. Allí se
practicaba educación física con el propósito de embellecer el cuerpo. A partir
del siglo XIX estos espacios fueron cerrados, es decir, un especie de
laboratorio donde se pudiese controlar mejor las actividades físicas y
monitorearlas por medio de máquinas y aparatos. Entonces centrémonos en la idea
de mejorar y perfeccionar las capacidades físicas mediante ejercicios y rutinas a
través de sesiones programadas. Pero qué pasaría si esta idea la trasladamos al
ámbito psicológico, es decir mediante ejercicios psicológicos que servirán para
tomar conciencia del mundo que nos rodea de manera madura y responsable. Al
final una persona se tornaría fuerte y vigorosa, capaz de afrontar a cada
instante los obstáculos más graves posibles y eventos difíciles o caseros, pero
psicológicamente hablando.
El Instituto
Europeo de Psicología Positiva abrió el primer gimnasio
psicológico en el año 2012 en España, con el
propósito de mejorar el bienestar de las
personas, promover el autoconocimiento y potenciar las fortalezas personales
son algunos de sus objetivos. En cada sesión se trabaja una fortaleza como la
gratitud, optimismo, etc. la idea es desarrollar las capacidades y aumentar el
bienestar de las personas.
Aunque este
término de “gimnasio psicológico” no es nuevo, pues ya a mediados del s. XX, el
estudioso Samael Aun Weor ha escrito abundante literatura producto de sus
investigaciones en el campo de la psicología, no está demás estudiar algunos de
sus textos como “Psicología Revolucionaria”, “La Vida Como un Gimnasio
Psicológico”, “El Matrimonio Perfecto”, “Educación Fundamental”, entre otros.
ALGUNAS FRASES COMO PUNTO
DE PARTIDA:
“La
paradoja curiosa es que cuando me acepto tal como soy, entonces es cuando puedo
cambiar”.
Carl Rogers (1902-1987)
“Solo
existen dos días al año en que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y otro
mañana. Por lo tanto hoy es el día ideal para amar, crecer, hacer y
principalmente vivir”.
Dalai Lama (1935-
)
“Sed, pues,
vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”.
Jesús (Mateo 5:48)
“Siempre que aceptamos verdades ajenas,
silenciamos nuestras propias intuiciones, nos obligamos a usar normas y a limitar nuestra capacidad creativa”
Javier Cruz (1965- )
“Los
problemas importantes no pueden ser resueltos en el mismo nivel de pensamiento
en el que surgieron”
Albert Einstein (1879-1955)