LECTURA:
EL
ESTADO INTERIOR
Combinar
estados interiores con acontecimientos exteriores en forma correcta, es saber
vivir inteligentemente...
Cualquier
evento inteligentemente vivenciado exige su correspondiente estado interior
específico...
Empero,
desafortunadamente las gentes cuando revisan su vida, piensan que esta en sí
misma está constituida exclusivamente por eventos exteriores...
¡Pobres
gentes! piensan que si tal o cual acontecimiento no les hubiese sucedido, su vida
habría sido mejor...
Suponen que
la suerte les salió al encuentro y que perdieron la oportunidad de ser
felices...
Lamentan lo
perdido, lloran lo que despreciaron, gimen recordando los viejos tropiezos y
calamidades...
No quieren
darse cuenta las gentes que vegetar no es vivir y que la capacidad para existir
conscientemente depende exclusivamente de la calidad de los estados interiores
del Alma...
No importa
ciertamente cuan hermosos sean los acontecimientos externos de la vida, si no
nos encontramos en tales momentos en el estado interior apropiado, los mejores
eventos pueden parecernos monótonos, cansones o simplemente aburridores...
Alguien
aguarda con ansiedad la fiesta de bodas, es un acontecimiento, más podría
suceder que se estuviese tan preocupado en el momento preciso del evento, que
realmente no gustase en ello ningún deleite y que todo aquello se tornase tan
árido y frío como un protocolo...
La
experiencia nos ha enseñado que no todas las personas que asisten a un banquete
o a un baile, gozan de verdad...
Nunca falta
un aburrido en el mejor de los festejos y las piezas más deliciosas alegran a
unos y hacen llorar a otros...
Muy raras son
las personas que saben combinar confidentemente el evento externo con el estado
interno apropiado...
Es lamentable
que las gentes no sepan vivir conscientemente: lloran cuando deben reír y ríen
cuando deben llorar...
Control es
diferente: El sabio puede estar alegre más nunca jamás lleno de loco frenesí;
Triste pero nunca desesperado y abatido... sereno en medio de la violencia;
abstemio en la orgía; casto entre la lujuria, etc.
Las personas
melancólicas y pesimistas piensan de la vida lo peor y francamente no desean
vivir...
Todos los
días vemos gentes que no solamente son infelices, sino que además —y lo que es
peor—, hacen también amarga la vida de los demás...
Gentes así no
cambiarían ni viviendo diariamente de fiesta en fiesta; la enfermedad
psicológica la llevan en su interior... tales personas poseen estados íntimos
definitivamente perversos...
Sin embargo
esos sujetos se auto-califican como justos, santos, virtuosos, nobles,
serviciales, mártires, etc., etc., etc.
Son gentes
que se auto-consideran demasiado; personas que se quieren mucho a sí mismas...
Individuos
que se apiadan mucho de sí mismos y que siempre buscan escapatorias para eludir
sus propias responsabilidades...
Personas así
están acostumbradas a las emociones inferiores y es ostensible que por tal
motivo crean diariamente elementos psíquicos infrahumanos.
Los eventos
desgraciados, reveses de fortuna, miseria, deudas, problemas, etc., son
exclusividad de aquellas personas que no saben vivir...
Cualquiera
puede formarse una rica cultura intelectual, más son muy pocas las personas que
han aprendido a vivir rectamente...
Cuando uno
quiere separar los eventos exteriores de los estados interiores de la
conciencia, demuestra concretamente su incapacidad para existir dignamente.
Quienes
aprenden a combinar conscientemente eventos exteriores y estados interiores,
marchan por el camino del éxito...
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